Almas muertas

[Aldo M Revilla]

Almas muertas

 

Voy camino hacia mi última frontera

donde el horizonte no parece el límite

y me pregunto,

habrá vida después de la muerte?

 

Será oscuro el paisaje y reseco el tiempo

o será el último vagón de fuertes vientos

responsable de arrastrar nuestro vestigio.

 

Falta el pan, sobra el hambre

y yo mendigo debajo de la escasa sombra

que ofrece aquel árbol lacerado.

 

Rodeado de cedros, pinos y nogales

desnudos, descalzos, tiritando

otros ciegos, mutilados,

lejos del amparo de la luz y el agua!

 

Conviviendo con las frías y desoladas estepas

donde yacen disecados

colmillos de lobos hambrientos!

 

Dios, por demás anciano y cansado

pernocta en su celestial posada

con su piel reseca, como la de un volcán inerte

rehusando a mostrar su bondad

refregando su tez con un paño humedecido por sus propias lágrimas!

 

Su frente arrugada

y cargando sobre sus hombros las tareas que no cesan,

cada vez más pesadas

mientras escucha en su sordera con estupor,

cómo suspiran las almas!

 

¿Dónde migraron los tiernos girasoles?

aquellos que no pudieron

soportar el vil embate de las guerras

marchitados por el fuego y las cenizas,

agonizando se esfumaron (...)

 

Ay guerra, si no existieras

no andaría mi alma rondando desiertos

andrajosa, cubierta de dolor y lamento

y llevando en sus fatigadas alforjas

un enorme cementerio de almas muertas!

Propiedad intelectual: Aldo Mario Revilla Gutiérrez (rodla)

[Aldo M Revilla]

Muchas gracias por sus comentarios.

Atte.

rodla

[Bethzaida Montilla]

Ciertamente poeta están tus letras plenas de preguntas incontestables, melancolías, del que sabe que pronto, tal vez, tendrá que enfrentar al Altísimo, y quiera que aun falte mucho tiempo para eso, porque aunque tristes, tus letras son melodías para el alma. Disculpa la tardanza en leerte, pero problemas de electricidad me han mantenido alejada.

[María Inmacuada García Gómez]

Hermosa tristeza destilan sus versos en un campo minado entre la incertidumbre de la vejez vecina, compañera aferrada a la eternidad, me gustó su lectura. Felicitaciones Aldo.